Sonambulismo diurno.

Son los días grises, mis preferidos.
Todo parece estar sin ritmo.
El sentido de la rutina deja de existir y se transforma en confusión.
Rostros se ocultan bajo chamarras abultadas o abrazos cariñosos que parecieran querer proteger de una lluvia que no aparece.
Típica "asusta pendejos", gotas desfiantes a la paciencia. Diminutas molestias a la piel.
Los días abstractos, como me gusta llamarlos, son causantes de muchas reacciones: distracción, tedio, confusión, hidrofobia y migraña.
En mí, lujuria.




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